Recientemente tuvo lugar el “Campeonato Mundial de Leñadores” que se celebra todos los años en Canadá. Tras varios días de competencia, quedaron como finalistas un canadiense y un noruego, llamados Peter y Johann, respectivamente.
Su tarea era muy sencilla: a cada uno de ellos se le asignó un sector del bosque. Aquel que lograra talar la mayor cantidad de árboles entre las 8 de la mañana y las 4 de la tarde, sería el ganador.
A las 8 en punto sonó el silbato y los dos leñadores se pusieron manos a la obra con destreza. Iban talando intercambiando golpe tras golpe hasta que, a las nueve menos diez, el canadiense escuchó que el noruego se detuvo. Aprovechando la oportunidad, el canadiense redobló sus esfuerzos.
A las 9, el canadiense escuchó que el noruego comenzaba a talar otra vez. Una vez más parecía que iban talando por igual intercambiando golpe tras golpe, hasta que, a las diez menos diez, el canadiense escuchó que el noruego se detuvo nuevamente. El canadiense perseveró, decidido a sacar el mayor partido posible de la debilidad de su adversario.
A las 10 en punto, el noruego comenzó a talar de nuevo. Hasta que a las once menos diez hizo una nueva pausa. La confianza del canadiense iba en aumento; podía “oler” la victoria y prosiguió con su ritmo regular y constante.
Y así sucesivamente a lo largo de todo el día. Cada hora a menos diez, el noruego paraba y el canadiense seguía talando sin parar. Cuando sonó el silbato a las 4 de la tarde señalando el final de la competencia, el canadiense estaba absolutamente convencido de que el premio era suyo. Te podrás imaginar cuál sería su sorpresa al descubrir que había perdido…
- “¿Cómo lo hiciste?” preguntó el canadiense. “Cada hora a menos diez escuchaba que te detenías. ¿Cómo demonios pudiste cortar más árboles que yo? ¡No es posible!”
- “Pues realmente es muy sencillo”, respondió el noruego con franqueza. “Cada hora a menos diez, paraba. Y mientras tú seguías talando, yo me dedicaba a afilar mi hacha.”
Reflexión para emprendedores:
¿Hace cuánto tiempo que no te detienes para “afilar tu hacha”?
El mundo está lleno de personas que van rápido a ninguna parte. A veces vamos por la vida tan obsesionados con lograr resultados rápidos, que no nos damos tiempo de trabajar en nosotros mismos para desarrollar nuestros conocimientos y nuestras habilidades.
Emprender no se trata de cuántas horas trabajas, sino de qué resultados estás logrando. El trabajo duro sólo funciona si está acompañado de trabajo inteligente; de lo contrario, terminarás cansado y lleno de frustración por no obtener los resultados que esperas.
Hoy es un buen día para reflexionar acerca de la forma en que trabajas y preguntarte: ¿Cómo puedo hacer mejor mi trabajo? ¿Qué puedo aprender para ser más productivo? ¿Qué habilidades necesito desarrollar para obtener mejores resultados?
Hoy es un buen día para hacer una pausa y afilar tu hacha…