El nivel de estrés entre los emprendedores suele ser bastante alto. Esto se debe a que a lo largo de la jornada laboral tienen que atender a muchas cuestiones diferentes: hacer labor comercial, seguir investigando para desarrollar nuevos productos o servicios, negociar con proveedores, gestionar las redes sociales, etc.
Asumir una gran cantidad de trabajo no solo afecta al estado anímico y físico, sino que también da lugar a que en realidad no prestes la atención que deberías a cada una de esas tareas que asumes. Por suerte, esto tiene fácil solución: delega.
Pero cuidado, delegar no es nada fácil. En primer lugar tienes que estar convencido de hacerlo, de nada va a servir que encargues una tarea a un empleado si le vas a estar supervisando continuamente y no le vas a dejar hacer su trabajo.
Por otro lado, es importante que encuentres la persona idónea para hacer esa tarea. Que sea un empleado en el que puedas confiar y que esté bien capacitado para asumir esa obligación que vas a hacer recaer sobre él.
Y, por último, no te excedas al delegar. Está bien repartir las tareas y trabajar en equipo, pero habrá responsabilidades que seguirán siendo siempre tuyas. Es tu obligación estar siempre al tanto de lo que ocurre en tu negocio.