La curiosidad es un rasgo de la personalidad de muchos emprendedores. Si eres de los que siempre están buscando nuevos retos, si disfrutas aprendiendo e intentas superar continuamente tus metas, tienes ahí una de tus mejores fortalezas. La curiosidad del empresario sirve para encontrar nuevas líneas de negocio, nuevos mercados e, incluso, para poner en marcha nuevas empresas completamente diferentes entre sí. Pero también sucede que algunos emprendedores de éxito llegan a autolimitarse por un exceso de confianza que les hace cerrarse a las ideas de los demás. A éstos les recordamos un proverbio chino que reza así: ‘cuando el alumno está listo, el maestro aparece.
Cómo desarrollarla
El aprendizaje está muy relacionado con el conocimiento de uno mismo y la capacidad para aceptar las críticas. En este sentido, el primer paso para mejorar es aceptar que no lo sabes todo. Aprende a identificar las creencias que limitan tu visión de las cosas y asume tus errores. Si no lo haces, no hay aprendizaje posible.
La rutina es otra de las principales trampas para mejorar la capacidad de aprendizaje. Para no encorsetar tu mente, acostúmbrate a buscar nuevas formas de hacer las cosas y recuerda que todo se puede mejorar. Alimenta tu curiosidad intelectual recopilando todo tipo de información, incluso la que no está directamente relacionada con tu negocio.
Detectar los propios límites es una de las claves de la autoconfianza. En el aprendizaje personal también es clave el punto de vista de los demás. Intenta impulsar el espíritu crítico de las personas de tu confianza y analiza en qué áreas debes mejorar.
Potencia otras habilidades directamente relacionadas con la capacidad de aprendizaje, como la creatividad, la capacidad para asumir los errores y la comunicación con los demás.